Toqui Lautaro
Y es que por méritos propios, Lautaro fue uno de los líderes militares más importantes y brillantes de su tiempo, y viéndolo en retrospectiva, un gran maestro de la lucha de guerrillas en pleno siglo XVI. Tal como lo establecían los cánones de su tiempo, Lautaro fue un líder militar que ascendió a su posición gracias a su valía como guerrero, y que en su calidad de líder, supo vaticinar mejor que nadie el momento estratégico para atacar y aprovechar hasta las más mínima ventaja.
Sabedor de que su pueblo no requería de una defensa estática, emprendió una guerra móvil que sacó provecho de la naturaleza seminómada de los mapuches y al mismo tiempo, aprovechó el perfil social de los asentamientos españoles en América para atacarles de maneras totalmente impredecibles, así como a sus destacamentos y concentración de tropas.
Una vez que logró enganchar a los españoles para que salieran en su persecución, cambió su táctica por la de emboscadas selectivas, a través de la cual, destruyó numerosas expediciones, donde incluso habían tropas de élite.
Sin haber tenido otra formación que la empírica, Lautaro entendió que la marcha y el movimiento eran los elementos de la estrategia que más jugaban en su favor, y anticipándose cuatro siglos a Mao, siguió al pie de la letra su estrategia de guerrilla “Si el enemigo ataca nos retiramos, si se estaciona lo acosamos, si se debilita lo atacamos y si se retira lo perseguimos”, de tal suerte, que no le costó mucho embaucar por completo a los españoles con los resultados.
Entendido de que la principal vulnerabilidad española descansaba en su necesidad de adoptar una defensa estática para salvaguardar sus unidades productivas y que además el perfil de combate de las fuerzas españolas les hacía sumamente predecibles, el duelo con Lautaro fue tan peligroso, que de verdad tuvo posibilidades de hacer fracasar el proyecto español en la zona.
Lo que si le garantizó el sistema de ascenso por mérito fue el ser un líder auténtico en el campo de batalla, conocedor y respetuoso de las capacidades de sus hombres. Lautaro luchaba sin arriesgar nunca de más la vida de sus subalternos, que a pesar de la bravura intrínseca de las comunidades seminómadas, le obedecían como un solo hombre.
Pero tal como fue un gran líder, se trató también de un gobernante despótico en muchos sentidos, que cometió el error de tratar con dureza a sus aliados, lo que terminó por ganarle nuevos enemigos, enemigos que conocedores de sus tácticas, fueron una ayuda decisiva para los españoles que finalmente, tras años de derrotas lograron derrotarle de manera muy irónica, en un ataque por sorpresa, muy al estilo de los que él efectuaba.
Referencias:
.- Mapuches: Una raza militar, Indalicio Téllez (1944).