MUNDO AL ROJO VIVO

DETALLES DEL MOMENTO: MUNDO AL ROJO VIVO

 Por: Moisés Absalón Pastora, periodista nicaragüense.

Procuro siempre tomar distancia de todo lo que pueda resultar el pesimismo o la negatividad de los que no sé por qué -nunca me lo termino de explicar- viven y hasta muy cómodamente en el mundo de la fatalidad y son de esas gentes que ni en el día de su cumpleaños se alegran por una fecha en que todos nos sentimos agradados por los mimos que de otros recibimos. 

Me parece que cada quien es dueño de llevar la vida como desee, al final es la esencia de la libertad y nadie tiene porque imponer sobre formas o normas ningún comportamiento ajeno, pero por supuesto en la medida que esto no afecte a la colectividad porque de ser así entonces aquel que lo hace siempre será sujeto de la reacción y la crítica de los perjudicados y porque nunca el interés de la minoría podrá ser mayor que el de la mayoría, al menos así me lo dicta el sentido común o por lo menos la buena voluntad.  

A lo mejor lo anterior no sea más que un ideal, un concepto romántico o seguramente una ilusión porque la verdad estamos llenos de desigualdades y de iniquidades. Nadie puede obviar la enorme brecha entre ricos y pobres; hay más de los últimos, pero los que deciden son los primeros; Las naciones empobrecidas somos más que las grandes potencias que con fuerza y poder nos han saqueado; Hay países que se jactan de haber desarrollado grandemente sus economías, las que hicieron posible gracias a lo que nos robaron a los pequeños y cuando te quieren tirar una migaja te ponen miles de condiciones y lo que te sueltan es con la intención de embargar lo poco que te dejaron y todo eso ha creado polos de visión en el mundo que se repelen con mucho antagonismo elevando el voltaje de convivencia en el planeta.

Los seres humanos nacimos todos con fecha de vencimiento y no necesito abundar en ello. En cualquier instante, en cualquier parte, por cualquier razón la vida se nos puede apagar y no hay nada que podamos hacer, por lo tanto, pienso yo, al menos es lo que practico, todos los días deberíamos tratar de hacer lo mejor.

Digo lo anterior porque la humanidad ha sido víctima no de sus mini guerras o de sus guerras a lo largo de la historia, sino de los hombres que por su sed de poder y posesión las produjeron. Ahora mismo los terráqueos hemos sido simplificados por la pandemia, una peste que llegó para quedarse, quien sabe por cuánto tiempo, millones han muerto y millones la padecen con secuelas en aquellos que son sobrevivientes, pero lamentable y tristemente, su antídoto se concentró al inicio en naciones sumamente poderosas que las compraron con un interés acaparador para comercializarlas, pero que solo a cuenta gotas la recibimos los países empobrecidas.

A esta situación pinta otra que es peor que la pandemia y contra la que no veo cómo podamos estar preparados y que, de desatarse los infiernos nadie será vencedor, todos seriamos perdedores. Todos los días, desde que Donald Trump se hizo del poder en Washington y le sucedió Joe Biden que navegó con cara de salesiano para inaugurar su cuatrienio mandando a bombardear Siria, los ánimos de los que tienen distintas posiciones, pero que pueden apretar el botón, están alterados.

Somos testigos de una realidad internacional que demanda, de la humanidad gobernada, hacer enviar el mensaje a los que están en la cima del poder que no pierdan el control y que esos maletines que disparan misiles se mantengan cerrados. Los que vivimos metidos de cabeza en el mundo de la información leemos abiertamente, ya ni siquiera entre líneas, que la peste pandémica que ya tiene antídoto, es menos importante porque ahora lo que más nos amenaza es la tensión entre superpotencias que pugnan por adueñarse de territorios que no son de ellos o que dicen estar dispuestos a que no les arrebaten lo que tampoco fue nunca de ellos.

Hoy por hoy no estamos en una situación de guerra fría donde el factor común era quien de todos dominaba más que el otro desde una intensidad verbal que finalmente condujo al derribamiento del muro de Berlín que era el símbolo de los antagonismos ideológicos aflorados tras el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, no, ahora estamos en modo de guerra tibia, porque las cosas se están calentando y ya se perciben bloques de defensa contra la amenaza imperial.

Desde una percepción muy personal yo siento que, así como la Alemania Nazi, de Adolfo Hitler encendió la mecha de la Segunda Guerra Mundial por su sed de espacio vital, así hoy Estados Unidos, ha hecho lo que ha querido, invadiendo y saqueando a otras naciones para anexarlas como colonias a lo que considera su dominio y en consecuencia su ensoberbecida política exterior es hoy una amenaza planetaria que está acercando a superpotencias que rompieron el esquema de la unipolaridad del mundo que impuso el imperio y que están sumando a su causa a países europeos que ahora le dicen a la Casa Blanca un momento usted tiene un administrador que manda allá pero no aquí.

Ese bloque que ya impuso en el mundo una relación de bipolaridad tiene en su haber, trabajando y cocinando cosas muy de cerca y sin mucho escándalo a China, el gigante asiático de Xi Jinping que hoy por hoy es el más grande poder económico y militar del planeta, lo que logró en silencio, despacito y sin agredir a nadie aunque sin ceder contra las pretensiones del Tío Sam de contaminar el tema de Hong Kong y de Taiwán. 

Tenemos a Rusia, renovando con Putin su espacio de poder entre las naciones con mucha más capacidad nuclear que Estados Unidos que así como da garrotazos también los recibe; Irán, que envió ya mensajes balísticos de largo alcance sobre bases imperiales tras el asesinato ordenado con drones por Donald Trump contra el General Qasem Soleimani, símbolo de esa revolución islámica que cuando habla través de su Ayatola lo hace en serio y en este bloque también sume a Corea del Norte, que con un chavalo al frente Kim Jong-Un, por cierto muy volátil cada vez que el imperio le quiere alzar la voz entonces responde haciendo ensayos balísticos de largo alcance.

Después de la segunda guerra mundial, ganada por la entonces Unión Soviética, no por Estados Unidos que entró al final, aunque la industria cinematográfica de Hollywood se quiera robar el mandado, el imperio norteamericano a nombre de la libertad y la democracia, se dedicó a invadir países, a imponer dinastías y dictaduras, a promover golpes de estado y de hacer de los organismos internacionales instrumentos que avalaran sus apetitos de conquista.

Estados Unidos tiene un enorme listado invasivo e intervencionista en el mundo y quiere seguir en lo mismo como si nada, aunque ahora por su puesto ya no le es fácil, porque unos por dignidad y otros por cansancio, decidieron adueñarse de una gran realidad y es que el imperio norteamericano no es el mundo de manera que superpotencias en el continente asiático o en Europa, que ahora están fortalecidas hacia adentro, después de haber sido devastadas por la Segunda Guerra Mundial, -porque el yanqui apenas sufrió el pellizco del Tora-Tora japones contra Perth Harbor en Hawai- decidieron abrirse al mundo de los países pequeños y hoy los países pequeños también decidieron transar y comerciar con países que nada tienen que ver con el egoísmo de los gringos que te roban cuando pagan lo que quieren y en las condiciones que quieren.

Dios quiera que quienes dirigen el mundo ante esta escala internacional de amenazas del uno contra los otros llene a los grandes líderes de sabiduría y tolerancia y que el planeta no sea sorprendido por ninguna ligereza porque la única ganadora, si al final sobrevive, será la industria armamentista porque como un día dijo Bladimir Putin después de la tercera guerra mundial la próxima la vamos a tener que hacer con piedras.

La generación de los que nacimos en el 60, impresionantemente privilegiada por las cosas que vimos e hicimos para tener el mundo de hoy pudiéramos decir que ya es tiempo de entregar la batuta pero que va, queda mucho por hacer porque ahora nuestro interés debe ser advertir que toda esa tecnología que tenemos y que se hizo para la generación del presente es para la paz, es para integrarnos, es para acercarnos y cortar distancias.

Lo digo porque la juventud de hoy por estar metida en la farándula no parece darse cuenta o no se quiere dar cuenta que pisamos un mundo que no está tan cool como creen, que se está calentando y descontrolando por el cambio climático y por supuesto por las temperaturas políticas de quienes dirigen el mundo e ignoran que son parte de él y que deberíamos los viejos, los jóvenes y todos los que crean que no son ni tan chavalos ni tan ancianos involucrarnos para que hagamos causa común por el único planeta que podemos habitar antes de que vuelva otra extinción.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

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